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¿Elecciones? Otra vez…

Vamos a recordar y contar esta historia, ubicaremos para ello dos sujetos fundamentales: el Comunal y el Comunitario. En lo comunal quiero que suene fuerte y firme el modelo cubano, el soviet-tropical, el “poder popular”, desde el más claro concepto libio, que desplaza hasta hacer desaparecer lo comunitario.

En lo comunitario quiero que resuene lo que somos, lo que nos define, “el homo convivalis”, la resistencia, lo cotidiano y ordinario, la vida en su “natural” discurrir. Lo comunitario como una expresión del mundo-de-vida popular, no el “poder popular”. Cuando a lo popular lo cargan de un poder que no es el suyo, lo desnaturalizan, lo sacan de su sentido, es el momento de la dominación.

El camino de dominación en nuestras comunidades ha sido muy doloroso. El chavismo comenzó eliminando las pocas organizaciones que había; fueron eliminadas las viejas casas de partidos, las asociaciones de vecinos, etc. En la mayoría de nuestros barrios sólo quedó la Iglesia. Vivimos tiempos en los que en este país se dejó de hacer política.

Reproduzco la expresión de Carmen, en Ojo de Agua: “Nos echaron a un lado, nos quitaron las organizaciones que teníamos, se apoderaron de todo. Son un pequeño grupo y creen que pueden dominar a toda la comunidad, nosotros somos más, pero ellos están apoyados por el gobierno y se nos imponen a la fuerza”; refiriéndose a los Consejos Comunales.

Nuestras comunidades tienen conciencia de ser mayoría frente a una poderosa minoría apoyada por todo el poder del Estado. Este proceso de eliminación se ha vivido con mucho dolor. En soledad comunitaria, sin acompañamiento político, resistiendo y usando los bines y servicios monopolizados por el Estado porque no hay más remedio. Resistir es pervivir, necesitamos estar vivos para luchar.

Comunidad es cultura, fuerza y resiliencia-insumisión. Las protestas son una muestra, 4.400 hemos registrado en el Observatorios Social y Humanitario en el primer semestre del año. Frente al aparato comunal puede pensarse el contra poder no movido por los hilos de la dominación del régimen.

En cambio, el aparato comunal, el “poder popular”, es una minoría con estructura. En las comunas está todo el poder del Estado: Frente Francisco de Miranda, UNAMUJER y las UBCH. Ideología, aparato de control y maquinaria electoral engrasada con la amenaza, el terror y la manipulación.

Un dirigente comunal chavista nos dice lo siguiente: “Nuestro movimiento es electoral, estamos en movilizaciones, en política, en logística, seguridad integral. De toda esta estructura sale un plan “D”, del día de cada elección.”

Las “elecciones” están metidas en el diseño del control, no es un detalle menor, ni un accidente. Constituye uno de los mecanismos esenciales en la dominación. Nos sigue diciendo Pablo: “Mantenemos un grupo, un colectivo de organizaciones como CLAP, UBCH, Somos Venezuela, que son los que activan política y electoralmente, cuando viene un proceso electoral.”

Con esta estructura, ¿se plantea el régimen unas elecciones para perderlas? El fraude no está en un momento del proceso electoral, es su totalidad, constituye, se hace desde él. Sin fraude no hay “elección”. En exploraciones recientes, en el Centro de Investigaciones Populares hemos encontrado que las comunidades están claras en la naturaleza fraudulenta del voto.

A estas alturas es inadmisible que un grupo del estamento “opositor” se plantee siquiera esta vía para salir de la dominación. ¿Por qué es tan difícil situarse y proyectar desde el contra poder? En este camino –para decirlo con Havel Vaclav–nos tocará pensar el poder de los sin poder.