MIRLA PÉREZ Y ALEXANDER CAMPOS
FEB 22, 2021
ILUSTRACIONES: CARLOS MACHADO
Esta serie está hecha de voces que nos cuentan historias, vivencias que discurren en el conflicto, en comunidades que son llevadas apresuradas a experimentar lo que no pudo ser imaginado hace unas décadas. Historias que se cruzan, se encuentran, se sobreponen y hacen caminos en una Venezuela en la que se lucha por la libertad.
En el Centro de Investigaciones Populares venimos estudiando, desde 2019, un tema que nos ha permitido comprender y dimensionar el conflicto: el Estado Comunal y su sistema de dominación. Un régimen que rompió las ataduras de la democracia para poder someter sin límites. En nuestro estudio, lo fuimos denominando postdemocrático, con rasgos totalitarios.
En la medida que la investigación fue avanzando, los primeros rasgos se fueron convirtiendo en características más definidas sin llegar a conclusiones. Y para no quedar atrapados en las viejas categorías del análisis político sobre el poder que nos inhabilita, para poder comprender el particular modo del ejercicio de la dominación que se practica hoy en Venezuela, hemos asumido una posición epistemológica centrada en la novedad. Estamos haciendo la historia y, en ella, documentando “El Capítulo Venezuela” de los denominados totalitarismos.
Como toda historia es vivida por hombres y mujeres, esta serie la contarán dos mujeres: Carla y Carmen. Voces maternas, vivencias femeninas del conflicto. Carla es la cara del dominio y Carmen el sello de la dominación, juntas simbolizan la cara y el sello de la moneda del totalitarismo venezolano.
Carla es cañadera, vive en un pueblo del estado Zulia que se originó en tiempos de la Colonia, son 237 años de historia compartida. Fue un pueblo tranquilo, próspero, que vivió de la pesca, del petróleo y la agropecuaria. Hoy está amenazado con desaparecer por la violencia y la migración.
La soledad y el miedo se respiran en sus calles. Dos son las principales razones de este éxodo sin precedente: la económica (hambre, falta de trabajo, cierre de comercios y producción) y la violencia (extorsión, sicariato y ajusticiamientos). Esto es, desplazamiento forzoso por hambre y violencia en el marco de un régimen que desmontó todo atisbo de protección del Estado y se instaló en la dominación comunal.
A través de la historia de Carmen, una mujer de la comunidad de Caucagüita, en el estado Miranda, nos adentramos en la más engañosa de las instituciones de esta estructura de dominación: la Milicia Bolivariana. En el imaginario de la opinión pública nacional, la milicia es representada a través de esas ridículas figuras de ebrios que, vestidos con su particular uniforme marrón, se quedan dormidos en cualquier acera pasando la borrachera que han cogido en alguna de las innumerables marchas a las que están obligados a asistir. Esa es la imagen que el régimen quiere que nos hagamos: que banalicemos este mecanismo porque así no se le presta la atención que se debe tener a uno de los instrumentos más peligrosos de sometimiento, porque es aquel que usa el régimen para estar más cerca de las comunidades, para ser sus ojos y sus oídos en las comunidades. Es lo más cerca de las comunidades que el poder ha podido llegar, hasta ahora, en su proceso de dominación.
Con Carmen nos damos cuenta de que se trata de toda una estructura a la que han dedicado mucho esfuerzo desde hace ya bastante tiempo. Una estructura con códigos, símbolos, normas de comportamiento y fines, destinados a formar sujetos en lo que para el venezolano es lo más rastrero del sometimiento: el sapeo, la delación. El régimen ha intentado varias veces, desde sus primeros años en el poder, instaurar esta figura. No había tenido buenos resultados porque, al hacerlo de forma abierta, se tropezó con el rechazo generalizado de la población. Sin embargo, a tropezones, ha ido consolidando esta figura del miliciano, mimetizándola con el ridículo. Ha sido muy exitoso con esta estrategia en muchos otros campos y momentos.
Estas historias de Carmen y Carla que hoy presentamos son una recreación de las historias de vida que, como herramientas de investigación, nos han servido de soporte en el trabajo más amplio de comprensión de esta estructura de dominación llamada Estado Comunal.
Con base en los testimonios recogidos por nosotros, La Vida de Nos, en alianza con el Centro de Investigaciones Populares, encomendó a las periodistas y narradoras Milagros Socorro y Albor Rodríguez la confección de las historias que aquí presentamos como una forma de honrar a nuestro fundador, Alejandro Moreno, quien nació un día como hoy, 22 de febrero.
Carla solo quiere estar resguardada un día más
Yo no nací para que me mande nadie