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Desafíos de la educación para la reconstrucción (II Parte)

“Después de más de dos décadas de un sistema que ha venido destruyendo la institucionalidad y ha intentado romper la convivialidad comunitaria, ha producido el efecto inverso, la comunidad ha resistido y se ha fortalecido lo originalmente popular: el esfuerzo, la autonomía, el sistema de relación y solidaridad. La orden es obedecer, pero hay un problema para ellos, el venezolano parece ser un sujeto no muy obediente. El miedo no llega a producir docilidad”.

Días difíciles los que vivimos en Venezuela, la incertidumbre nos acompaña, encontraremos el modo de seguir adelante y luchar contra el dolor, el hambre, la enfermedad, el analfabetismo, la inmovilidad, entre otros males que nos agobian como sociedad. Dejé abierta una pregunta el artículo pasado, ¿de qué echaremos mano?

Anteponemos a esta pregunta, un acontecimiento insoslayable, el establecimiento de un sistema político basado en la dominación y sometimiento total. Hace ya un tiempo he venido trabajando este tema, su acontecimiento está en la base de cuanto nos propongamos pensar, de modo que podamos elaborar una interpretación ajustada al momento, tiempo y espacio, concreto, sin ingenuidad y abiertos a la novedad.

Me gustaría añadir una mirada adicional, a todo este tema del sometimiento absoluto propio de los sistemas totalitarios, de modo que éste “no sólo puede indicar un tipo de régimen que se opone a las formas democráticas, parlamentarias y pluralistas, como significa en la ciencia política, sino que también puede distinguir, en aquello que tienen en común, por ejemplo, nazismo y estalinismo, algo que no afecta únicamente a la intensidad y a la organización de la opresión política, sino que impacta, además, a la raíz de las intrincadas relaciones que vinculan vida humana y poder” (Simona Forti, 2008).

“El punto de quiebre se produce cuando tenemos que explorar más allá de las intenciones y la voluntad de dominio de quienes mandan”

El texto se explica por sí mismo, solo quiero precisar en los tres elementos constitutivos: sistemas opuestos a la democracia, similitud o punto de convergencia entre nazismo y estalinismo, y dominación más allá de la opresión política, al penetrar en esa vinculación humana y noción de poder que tienen de suyo las culturas. Pasan de lo político a lo humano, a las condiciones socioculturales, al modo cómo puede pensarse en profundidad la vida y el poder. No es una estructura que interviene parcialmente, sino en la totalidad de la vida humana. ¿Tiene con qué, el chavismo o el sistema de dominación venezolano? De esta pregunta, depende la que hemos formulado, en principio.

La categoría nos sirve para identificar, caracterizar, interpretar el sistema, el punto de quiebre se produce cuando tenemos que explorar más allá de las intenciones y la voluntad de dominio de quienes mandan, ¿logra el chavismo oprimir, determinar, dominar las complicadas relaciones culturales que dan fundamento al vínculo entre vida y poder en las comunidades populares venezolanas?

Se trata de una pregunta compleja, contextualiza la anterior, y nos coloca en perspectiva. Responderé con algunas prácticas que hemos venido documentando desde el Centro de Investigaciones Populares. Las comunidades se organizan para resolver algunos problemas, uno de ellos el agua, tenemos algunas zonas montañosas, con manantiales, entonces las comunidades han organizado cooperativas para la distribución del agua, se cobra por el servicio y se resuelve un problema. Pagar por el suministro es la mejor opción para las comunidades.

Lo mismo ocurre con las bolsas CLAP, gran rechazo, en las entrevistas las comunidades revelan que la opción de ellos es tener la posibilidad de trabajar, obtener un ingreso justo e invertir en la alimentación según sus posibilidades, sin depender del Gobierno. La gente apuesta por la autonomía. Lo que verdaderamente nos salva de una hambruna mayor es el sistema de solidaridad y apoyo mutuo, vínculos relacionales propiamente culturales. Vamos delineando acciones que darán respuesta a la primera pregunta.

Desde la narrativa de ciertos vecinos preocupados por la educación, tenemos algunas vías de acción:

“Lo único que puedo hacer es ayudar a niños con fallas de formación en matemáticas y otras materias, y que no tienen para pagar tareas dirigidas, yo ayudo a algunos explicándoles matemáticas…”  Carmen, estado Zulia.

La educación es un problema de Estado, cuando éste falla (en nuestro caso es por diseño no por equivocación o inexperiencia) se activan los vínculos y recursos comunitarios que sirven de contención de lo que puede ser un desastre mayor.

Esta es una acción generosa de la gente, administra su tiempo y ofrece salidas a lo que es un gran problema con enormes consecuencias a largo plazo. Esta compleja realidad no se detiene únicamente en los cierres de escuelas, en la renuncia masiva de maestros y desplazamiento forzoso de éstos, sino de la pobreza tan extendida en las comunidades; instituciones pobres, en medio de comunidades pobres, integradas por personas empobrecidas por el Estado. Un Estado que sigue siendo rico, generando una sociedad cada vez más pobre.

En este sentido encontramos narrativas como la siguiente:

“La escuela llama a reunión a los padres y representantes para ver qué pueden hacer y que los muchachos no pierdan el año, esos pobres maestros trabajan con las uñas, y por otro lado la comunidad tampoco es que puede aportar mucho, porque hay demasiada pobreza…”  Luisa, estado Zulia.

La pobreza arropa a las comunidades, sin embargo, no impide en su totalidad los movimientos de solidaridad y organización. Se consiguen las formas de dar respuestas a los complejos problemas. Aunque el Gobierno ha procurado producir comunidades y personas débiles, el vínculo relacional es fuerte entre vecinos y frena los efectos de la crisis, del hambre, de la deficiente educación, del creciente empobrecimiento:

“… hay personas que no trabajan y reciben más en bono de lo que yo trabajo. Yo deseo un salario justo que cuando me enferme pueda pagar las cosas. Me siento débil ante todo esto…” Antonio, estado Lara.

La debilidad no es un atributo de las comunidades, del venezolano popular, es una condición que se produce a partir de la implementación del modelo totalitario. Es la consecuencia de la Emergencia Humanitaria Compleja por diseño del régimen de dominación. Pero notemos que hay reconocimiento de la debilidad más no resignación ni complacencia, al contrario, deseos de trabajar y pagar, costear los servicios, tener cómo hacerlo. Después de más de dos décadas de un sistema que ha venido destruyendo la institucionalidad y ha intentado romper la convivialidad comunitaria, ha producido el efecto inverso, la comunidad ha resistido y se ha fortalecido lo originalmente popular: el esfuerzo, la autonomía, el sistema de relación y solidaridad.

El chavismo nos quiere débiles, enclenques, sin voluntad, a merced de las disposiciones de ellos, eso ha sido así en sistemas similares, es el común denominador, por eso es importante tener esta dimensión clara en la categoría que define este sistema.

Por otro lado, es preciso hacer la siguiente consideración que dará elementos para responder nuestra pregunta inicial. Estos sistemas se basan en una “especie de vínculo hipnótico vertical, centrado en la figura omnipotente del caudillo al que responde, en el otro extremo, una masa subyugada, dócil a causa del miedo, pero también a causa de la identificación fusionar con la gran figura del líder” (Simona Forti, 2008).

¿Ocurre así en Venezuela? Hay caudillo, pero no hay líder, de hecho, el chavismo ha sustituido en su implementación comunal la noción de líder por la de ‘jefe’. La orden es obedecer, pero hay un problema para ellos, el venezolano parece ser un sujeto no muy obediente. No hay identificación fusionar y el miedo no llega a producir docilidad.

Volviendo a la pregunta inicial: ¿de qué echaremos mano? Echaremos mano de nuestra identidad, de lo que nos hace fuerte, de lo que ha impedido la anulación de la persona y la convivencia, en palabras de Alejandro Moreno, echaremos mano de nuestra condición antropológica: homo convivalis, fuerza materna, lucha incansable por el bienestar de nuestros hijos, ayuda mutua, solidaridad.

El momento político es muy interesante, estamos frente a grandes desafíos, seguimos en la próxima entrega.


*Profesora Titular de la Universidad Central de Venezuela. Investigadora del Centro de Investigaciones Populares.
@mirlamargarita

Fuente: La Gran Aldea